En los últimos 20 años se presentaron múltiples modificaciones al Impuesto a las Ganancias, que alteraron su carga fiscal, y su peso en el bolsillo de los trabajadores, aun para aquellos que mantuvieron el poder adquisitivo constante en ese período.
Desde el año 2018, los parámetros que determinan el impuesto (MNI, deducciones permitidas, y los tramos para identificar las escalas correspondientes del impuesto) se actualizan de manera automática, en función a la variación que exhiba la Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables (RIPTE), reduciendo los posibles desfasajes entre la carga del impuesto y el poder adquisitivo de los trabajadores.
Sin embargo, cuando el RIPTE no coincide con la inflación del período y dado el desfase de un año en el ajuste, pueden generarse subas o bajas importantes en el peso del impuesto.
En estos días se dieron a conocer los valores que se utilizarán para actualizar los parámetros que determinan el Impuesto a las Ganancias, en la cuarta categoría, para el próximo año. Así, en 2021, deberán incrementarse los parámetros (MNI, deducciones y tramos que definen las escalas) un 35,38% por encima de los vigentes en el año 2020.
Inflación 2021
La carga efectiva del impuesto para el próximo año dependerá tanto de la inflación como del incremento salarial que se efectivice en dicho período. Puesto que se supone que la inflación esperada para el año 2021 será mayor a la del corriente año, y que tras 3 años de pérdida de poder adquisitivo existirá cierta presión sobre los salarios (en año electoral), se plantean tres hipótesis alternativas para la suba salarial promedio en 2021:
A) que resulte igual al aumento del RIPTE que se usa para actualizar parámetros del impuesto (35,38%);
B) que lo supere en 3pp (38,38%);
C) que lo supere en 6 pp (41,38%).
El peso del impuesto a las ganancias (sobre el salario bruto) en 2020 y 2021 para los tres escenarios de subas salariales antes enunciadas varía: para el caso de un trabajador soltero que cobra el salario formal promedio de la economía ($65.690 en 2020), y para las alternativas que cobre un 125%, 150%, 200%, 300% o 500% del salario formal promedio (SFP) de la economía.
En los escenarios B y C, los asalariados solteros que en 2020 cobraban el SFP y no eran alcanzados por el impuesto a las ganancias, sí lo serían en 2021, con 0,1 y 0,2% de sus ingresos brutos, respectivamente.
En el caso de un trabajador que en 2020 superó en 25% el SFP ($82.113), y pagó el equivalente a 1,5% de su salario bruto como impuesto a las ganancias, en 2021 pagaría entre 1,7 y 2,2%, según cual resulte el escenario de suba salarial.
Subas salariales
Como se anticipó, para el año 2021 se consideran tres alternativas de subas salariales: que el aumento coincida con la variación del RIPTE (35,38%), y luego que el incremento resulte superior a éste en 3pp y en 6 pp. Tomando como punto de partida los salarios brutos (antes de aportes personales) percibidos en 2020, y considerando la remuneración equivalente para mantener constante el poder adquisitivo desde el año 2000, se observa que en 2021 el peso del impuesto (sobre el salario bruto) podría superar levemente los guarismos de 2020, y ubicarse entre los más altos de las dos últimas décadas, con pesos relativos similares a los de los años 2015 û 2016, en que se habían observados los máximos.
Así, en el tramo más alto de ingresos, para un trabajador soltero sin cargas de familia, un cuarto del salario bruto se destina al pago del impuesto a las ganancias, a lo que deben sumarse las otras cargas tributarias y previsionales que debe afrontar.
En el escenario B para el año entrante (suba salarial de 38,4%), en todos los casos la carga del impuesto aumentaría en 2021 respecto al año 2000. Así, trabajadores con ingresos brutos de $82.113 en 2020, verían aumentada la carga tributaria en 2 pp en 2021 respecto a 2000, mientras que la brecha se ve aumentada en hasta 12 pp en los otros casos. Para la comparación entre 2020 y 2021, en el escenario B de suba salarial, el aumento en el peso del impuesto iría desde 0,1 pp a 1,4 pp, en los ejemplos considerados.
Ingreso Familiar
La carga es relativamente menor para trabajadores con cargas de familia. Si se considera un trabajador casado con dos hijos, se obtiene que en el ejemplo de máximo ingreso la presión del impuesto resultaría del 23% en 2021 (escenario B), cuando fue del 22% en 2020 y era del 12% en 2000, ostentando 10 puntos porcentuales de mayor carga en las últimas dos décadas, 11pp extras si se incorpora la hipótesis B para 2021.
Si bien para el trabajador casado con cargas de familia, los salarios más bajos (SFP, y a 125% SFP) se encontraron exentos del pago del Impuesto a las Ganancias en todo el período, se observa que en el tercer tramo analizado ($98.535 de salario en 2020), se presenta un cambio de situación, ya que en el año 2000 no tributaba Ganancias, y en el corriente año, la carga se ubica en torno al 2% del salario bruto.
Se refleja en estos ejercicios que la actualización del impuesto ha resultado insuficiente, de modo que trabajadores hipotéticos que tuvieron ingresos reales constantes en dos décadas, han pasado a pagar un mayor % de impuesto a las ganancias, inclusive desde 2018, cuando retornaron los ajustes anuales automáticos de parámetros.
Esto ocurre porque si bien desde 2018 los parámetros que determinan el impuesto se actualizan de manera automática por suba del RIPTE, éstas resultaron, en todos los casos, menores a la inflación del período: en 2019 los parámetros del impuesto crecieron 28,29%, casi 10 puntos porcentuales por debajo de la inflación de 2018 (47,6%), mientras que, en 2020, el RIPTE creció 44,27%, frente a una inflación del 53,8% en el período previo. Así, trabajadores con poder adquisitivo constante (o incluso con reducciones en el poder adquisitivo) vieron incrementarse su carga tributaria por ganancias, aún a la par o por arriba de los valores observados en 2015-2016.