La presidenta Cristina Fernández de Kirchner evalúa distintas alternativas a fin de poder subir el piso a partir del cual los trabajadores soportan el Impuesto a las Ganancias.
El menú de alternativas contempla gravar la renta financiera, incluyendo o no a los plazos fijos, aumentar en forma gradual los aportes patronales llevándolos a los niveles de 1994 o subir el tope máximo de Ganancias del 35 al 40 por ciento.
Para ello se dio una nueva convocatoria a algunos sectores económicos y oficiales afines que no arrojó hasta ahora ningún resultado, dejando afuera a los que no comulgan con la política oficial.
Los sectores potencialmente afectados por cada una de estas propuestas las rechazaron con el mismo argumento oficial: "No queremos resignar ingresos o rentas", dijeron.
También aparecieron los argumentos de que esos cambios tributarios provocarían una "mayor pérdida de competitividad" o menor actividad. Ya la presión tributaria es récord -de casi el 40% del PBI, dicen- para que el Gobierno siga subiendo o creando más impuestos.