El flamante plan de pago a 10 años que lanzó la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) el viernes pasado no pide un requisito clave que estuvo en todos los regímenes de regularización de la gestión de Ricardo Echegaray. El nuevo régimen no pide el mantenimiento de la cantidad de personal empleado durante todo el lapso del plan.
Por lo tanto, se podrá despedir trabajadores y seguir gozando de las facilidades de la AFIP. Otra diferencia importante es que el plan no caducará por la falta de cumplimiento de obligaciones posteriores.
El régimen está destinado a contribuyentes en proceso de fiscalización que acepten el ajuste que pretende realizar la AFIP.
Además, permite la reformulación de planes anteriores que hayan entrado en mora. Al admitir también regularizar el impuesto por salidas no documentadas (pagos con facturas truchas o a proveedores inexistentes), puede funcionar como una especie de blanqueo caro para quienes tienen incrementos patrimoniales no justificados y contingencias de este tipo.
El plan es amplio en materia de caducidad, ya que el contribuyente quedará fuera del mismo a los dos meses de cuota impaga si eligió pagar en 12 meses, pero si optó por los 10 años, recién perderá el beneficio por el sexto incumplimiento consecutivo.