El International Accounting Standards Board (IASB) y el Financial Accounting Standards Board (FASB) decidieron fijar criterios globales en el modo de registrar la facturación de las empresas en los balances.
El acuerdo alcanzado fija que la facturación deberá ser registrada en las cuentas de cada empresa cuando el bien o servicio haya sido entregado al cliente. Esto que parece algo trivial deja de serlo cuando se trata de compañías donde los contratos contemplan la provisión de bienes o de servicios a entregar de manera diferida. Hasta ahora, había distintos criterios para registrar estas transacciones comerciales en las cuentas corporativas, pero a partir de 2017, el sistema será el mismo para todas las empresas que coticen en bolsa (el resto contarán con un año más).
En el caso de las normativas actuales que se aplican al mercado estadounidense, la nueva regla va a reemplazar 200 variantes que hoy existen en su forma de registro, adaptadas a cada industria en particular. Y va a evitar la registración adelantada de la facturación, algo contra lo que ha tenido que lidiar la Securities and Exchange Commission (SEC), a cargo del control de los mercados financieros de Estados Unidos.
De acuerdo con los especialistas, las empresas más afectadas por la nueva normativa serán las de telecomunicaciones, constructoras, fabricantes de software, inmobiliarias y gestión de activos. Por ejemplo, es bastante común que una empresa de telefonía transfiera la titularidad de un celular a un cliente después de varios meses de iniciado el abono (pueden llegar a ser 24 en muchos casos), por lo que esa venta del equipo se deberá facturar más adelante y no quedará registrada en el momento de la entrega en comodato.
En la industria del software, la facturación será registrada con bastante anterioridad a lo que se estila actualmente, mientras que en la gestión de activos, varios gestores registrarán su facturación más tarde de lo que lo hacen hoy, explicó Russell Golden, presidente del FASB, quien agregó que el acuerdo alcanzado recientemente representa un gran avance a nivel de mediciones, ya que los inversores podrán predecir la facturación y las ganancias futuras de las empresas.
Si todavía falta bastante camino por recorrer para que todos adopten los mismos criterios contables (los analistas anticipan una dura batalla entre el IASB y el FASB para armonizar las normas relacionadas con la industria bancaria y de seguros), los avances alcanzados para hablar el mismo idioma en materia de facturación son una señal alentadora para los mercados de todo el mundo, que buscan la máxima transparencia a la hora de decidir en qué compañía invertir, señala E$l Cronista.