Al dejar de lado a la compraventa de participaciones en sociedades de responsabilidad limitada (SRL) y a las conformadas de hecho, esta forma de persona jurídica se traduce en la más atractiva para nuevas empresas. Así surge de la lectura de la nueva ley que grava la renta financiera.
Esta ley surgió como una vía para compensar lo que el Estado dejará de recaudar tras eximir del pago de Ganancias a 1.500.000 trabajadores cuyo sueldo bruto es de hasta $15.000. La iniciativa, que había obtenido media sanción en Diputados la semana anterior, recibió el jueves 41 votos a favor y 9 en contra, en una votación que se llevó a cabo sin la presencia del bloque del radicalismo, que se retiró del recinto de manera sorpresiva.
El especialista en temas tributarios Fernando Dubois señaló a Ámbito Financiero que el texto de la ley establece gravar con una tasa del 10% a la distribución de dividendos y con una alícuota del 15% al resultado de la compraventa de acciones no cotizantes. Y, sobre la operatoria de estos últimos, describió que la norma abarca solamente los "títulos valores circulatorios".
En ese sentido, detalló que, de esta manera, sólo se gravarán las acciones que tienen validez autónoma. "En cambio, en una SRL existen cuota partes, no acciones, y por lo tanto, no están en la nueva ley", distinguió.
Debido a esta diferencia entre las distintas maneras legales de asociarse para conformar una empresa, se asume que con el correr del tiempo, siempre y cuando se pueda optar, los empresarios elegirán una SRL frente a una sociedad anónima (SA) para eludir (de manera legar) pagar el nuevo impuesto que grava a la compraventa de acciones que no coticen en los mercados. "No existen diferencias sustanciales entre ambas formas. De hecho, a las SA se les fueron quitando atributos que antes tenían, como cuando los accionistas podían poseer acciones al portador, que permitía el anonimato", explicó Dubois. En ese sentido, agregó que actualmente es muy difícil hallar diferencias.
El Gobierno aspira a recaudar $2.400 millones anuales gravando la renta financiera producida en los dividendos y en la compraventa de acciones.
Pese a que no existen casi diferencias entre los distintos tipos de asociación, algunas dificultades emergen en relación con las SRL: para que un socio pueda vender su parte a un tercero debe contar con la aprobación de los demás miembros de la sociedad, hecho que no es necesario en una SA. "En la práctica, la posibilidad de una SRL o una sociedad de hecho es para empresas más chicas", sostuvo Dubois, en relación con este obstáculo. Por eso, cuando se trata de firmas grandes, son más útiles las SA por la facilidad en poder vender las acciones.
Si bien el especialista no espera que las empresas que operan en la actualidad muten desde SA hacia SRL para conseguir no pagar este tributo (debido a los trámites que implicaría), sí advirtió que las que puedan de ahora en más optarán por la última opción.