En respuesta a la dura amenaza que lanzó anteayer el jefe de la Confederación General del Trabajo (CGT), Hugo Moyano, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner bajó línea a su comitiva en Cannes de que no hará concesiones.

La jefa de Estado descartó, al menos en lo inmediato, modificar el piso salarial a partir del cual los trabajadores comienzan a pagar el Impuesto a las Ganancias.

"No está en estudio nada para este año. Menos con esta metodología", respondió un alto funcionario al matutino La Nación. 

La Casa Rosada considera un "despropósito" la cifra impuesta por el líder sindical, que reclamó anteayer, a través de su hijo Pablo, que se estableciera en los $12.700 el tope, que actualmente se encuentra en $7.998, para los empleados casados con dos hijos.

Ese límite se fijó en marzo pasado y Cristina comentó en la comitiva que no habrá cambios hasta el año próximo. 

Si bien el Gobierno mantendrá la táctica de evitar respuestas resonantes, esta vez la Presidenta no ocultó su disconformidad. Dejó que se conociera que no cederá a la presión y que la discusión por la suba que reclama la CGT se postergará.

Si la apuesta de Moyano es la constante amenaza de movilizaciones en las calles, el Gobierno no se hará cargo de ninguno de los reclamos sindicales, señala el matutino.