Los resultados están muy lejos del objetivo deseado, en sus orígenes. Pero ese fracaso no parece ser impedimento para el Poder Ejecutivo, que resolvió prorrogar por otros tres meses la exteriorización voluntaria de tenencia de moneda extranjera en el país y en el exterior.
A través del decreto 1025, fundamentó la decisión en "razones operativas" y "con la finalidad de permitir que una mayor cantidad de sujetos interesados puedan exteriorizar sus tenencias y acogerse a los beneficios dispuestos en la Ley Nº 26.860". Así, se podrá ingresar al plan hasta el 1 de octubre.
Desde su lanzamiento, hace más de un año, en mayo de 2013 -a cargo de un equipo económico que fue erosionado casi en su totalidad- el programa fue extendido primero en octubre de 2013, luego en enero de este año y tras cumplido el plazo volvió a ser prorrogado el 1° de abril. Este 30 de junio caducaba, pero logró que le dieran un trimestre más de vida.
Entre sus misiones, con el canje de dólares por cedines y bonos Baade el gobierno de Cristina Kirchner confiaba en poder "emplear recursos líquidos ociosos para financiar inversiones productivas y sociales que apuntalen el proceso de crecimiento, profundicen la reindustrialización iniciada en 2003 y permitan la inclusión de vastos sectores de la sociedad".
Sin embargo, poco sirvió para activar el mercado inmobiliario -destino central del Cedin- o fomentar inversiones energéticas, en el caso de los Baade. Hasta fines de marzo, con esos dos papeles, apenas se había llegado a recaudar u$s700 millones, es decir, un 18% de las aspiraciones planteadas, porque originalmente se apuntaba a cosechar unos u$s4.000 millones.
Luego, al ser prorrogado, acumulaba hasta el 12 de junio u$s823.600.000. De esta forma, en casi tres meses, captó apenas u$s123.600 millones más. Del total, 90% fue para los Certificados de Depósito de Inversión (Cedin) y el 10% a los Bonos Argentinos de Ahorro para el Desarrollo Económico (Baade).