El cepo se abrirá en forma gradual. Según el esquema que maneja el macrismo, en primera instancia, la idea es poner un tope de u$s50.000 mensualesper cápita, y a medida que las reservas del Banco Central vayan aumentando, a mediados de año el tope podría llegar a subir.
Pero habrá una condición indispensable: el dinero deberá estar bancarizado. De esta forma, los bancos pueden aplicar la consigna de "conozca a su cliente", ya que tienen el registro de sus movimientos y cuánta plata le ingresa todos los meses. Si se produce una transferencia no cotidiana por una cifra grande, le piden al cliente que justifique ese monto con alguna documentación (si se trata de una indemnización, por ejemplo, o la venta de un auto o un inmueble).
Además, al estar la operación cambiaria bancarizada, se evita que sea plata no declarada ante la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP). De todos modos, su nuevo titular, Alberto Abad, hará un control posterior para chequear que lo comprado por el contribuyente tenga relación a su capacidad contributiva.
Para quienes vayan a una casa de cambio, su dinero deberá debitarse de una cuenta bancaria. La regla será que no se podrá ir con el dinero físico a la ventanilla, a excepción para las pequeñas operaciones, cuyo monto está por definirse, pero podría ser un máximo de u$s300. El objetivo es que si, por ejemplo, alguien está en el aeropuerto y por salir al exterior, pueda comprar algo de dólares para un imprevisto.